El juego y la cultura:

 

      En lo cultural hay competencia y desafío, necesidades de autoafirmación, y a medida que el ser humano crece, no es un residuo de actividades abandonadas, sino un quehacer paralelo consustancial para la cultura. En el juego también hay normas, repeticiones, mediciones de rapidez, fuerzas, destrezas, habilidades, ingenios, resistencias, equilibrios, aptitudes, ....no difiere mucho de situaciones de trabajo. Se ajusta a ciertos valores de eficacia colectiva y social, lo que se expresa al jugar, en tanto manifestación humana no deja de ser cultura, conlleva un quehacer, un entramado de interrelaciones, un deseo implícito, hábitos, características morales e intelectuales.

 

 

 Connotaciones Sociales:

 

    En la vida adulta observamos una paulatina renuncia al juego, a  las  actividades imprevistas, el grado de estructuración es grande y se pierde la plasticidad para acomodarse a situaciones no planificadas. 

Si en una reunión se juega, suele desvirtuarse el sentido de la diversión para entrar en las apuestas, el juego por dinero, el ganar, o en la competencia, se "buscan trofeos de alguna índole".

 

       El juego en palabras de Callois: "propone y propaga estructuras abstractas, modelos de instituciones y de conductas". Hay situaciones en las que se borran los límites y desaparecen las reglas que lo ordenan, cayendo en una anarquía. 

El juego confirma un equilibrio, con un consenso, su práctica genera adaptación y maleabilidad. Ser permeables a los cambios, a las improntas, a la vida misma, con sus avatares, desarrollando la tolerancia a la frustración, permite salvar obstáculos y hacer frente a dificultades.

 

      En relación al componente interpersonal supone desde luego la voluntad de ganar, pero también el respeto por el adversario, la confianza al contrincante, aceptar la pérdida, aceptar los desafíos y la superación.

 

 

 

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