¡Cómo pasa el tiempo!! Leía una revista de apenas 12 años atrás y hablaba sobre el fenómeno relativamente nuevo de Internet, que vislumbraba el nuevo impacto sociocultural que tendría este alcance.
Es más, en ese momento las comunicaciones por Internet eran sólo telefónicas y los servidores locales altamente costosos para una casa familiar.
Por ejemplo 50 $ cuando en la actualidad suele pagarse la mitad con promociones vigentes.
Traslademos eso a valor dólar y 12 o 13 años atrás, y resultaba oneroso poseer estas ventajas de estar en red.
La gente se imbuía de nuevos datos sobres las websites, si bien a fines de la década del 60, IBM ya había interconectado las primeras computadoras con fines empresariales y universitarios.
Recién en 1973 nace la verdadera Internet propulsada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, con fines tácticos frente a una posible guerra con la Unión Soviética, para mantener a todo el país comunicado ante consecuencias bélicas.
Y así llegamos a otra utilidad, ya no secreta ni privada como era cuestión de estado por ese entonces. Fue la actividad que más ha crecido y se expandió en el mundo, que permitió lograr las comunicaciones a estos niveles impensados.
A principios de la década del 90, apenas 15000 usuarios en Argentina, tenían el servicio full y podían conectarse todo el tiempo y 56 millones eran mundialmente los que participaban de la red.
Hoy es un lugar libre, democrático, con acceso a todos los usuarios, se achican las distancias, el tiempo cobra otra dimensión y cosas jamás pensadas, como de “ciencia ficción” se consiguen en día gracias a las computadoras.
Y por supuesto también tiene su desventaja, cuando se hace un mal uso de la misma, cuando coarta los vínculos reales, encierra a las personas en cierta soledad o egocentrismo, se transmiten contenidos que puedan ofender ideologías o la moral colectiva, etc.
Es bueno reflexionar sobre el uso que podamos darle a esta herramienta tan maravillosa, cuando conecta afectos que están lejos, permite trabajar y estudiar, con un enorme ahorro de tiempo, en una era que escasean las horas.
Se agilizan datos e informaciones (recordemos los ficheros, biblioratos, los trámites interminables para acceder a datos que hoy se consiguen con apretar una tecla).
Y como ya no es tema de pocos acceder a una P.C., hay alcances laborales que debiéramos reconsiderar, si estos aparatos nos permitieran también ahorrar tiempo pero para interactuar con la familia, lo social, los vínculos reales y que nos faciliten el trabajo diario.
Este objetivo dependerá de cada uno, si la máquina la usamos como forma de aislamiento y lazos sólo virtuales, .o conseguimos orientarnos en fines más productivos.