haciendo lazos
  La sociedad moderna y sus consecuencias
 

 

  Los cambios son muy vertiginosos en las últimas décadas y los efectos de la post-modernidad, dejan sus consecuencias.

 

  En forma lamentable asistimos cada vez en mayor grado a la agresión, la intolerancia, y

Nos cuesta observarnos inmersos en este sistema, que de por sí es alienante.

  Corridas, apuros, obligaciones, necesidad de ser eficientes, mostrarnos como “robots”, ya que no nos puede pasar nada, sólo hay que cumplir.

 

  Y así, transcurren los días, faltos de tiempos personales, si bien el discurso social es otro cuando se habla de democracia, de libertad de expresión.

 

Lo ambivalente es que libertad no es hacer piquetes, romper vidrios, manifestarse en forma descontrolada, etc,

   Son comportamientos que tienen como trasfondo la censura, la falta de escucha, se habla al vacío, no hay referentes.

 La expresión “libre”, sale de manifiesto del peor modo: con violencia social, con la falta de respeto.

 

Nadie es escuchado y más se “grita al vacío” produce un  puro alboroto, nadie se calla, pero las manifestaciones de desesperación en cualquier orden de lo social, resultan intrascendentes.

 

Como diría el refrán “mucho ruido y pocas nueces”

 

  Hoy en día, perdieron valoración los directivos, los presidentes, los padres, los docentes, no hay efectos de ley y autoridad en el buen sentido (sin derivar en autoritarismo).

 

No existen referentes que encaucen, no hay palabra de honor, no hay garantes, la sociedad presenta un funcionamiento perverso, ya que no hay efectos ordenadores, la ley es necesaria, porque regula.

 

Y en todo esto,  entraría en juego analizar los actos particulares, en qué medida contribuimos a este desorden, en lo cotidiano de nuestra vida.

 A veces nos espantamos mirando lo que sucede en la televisión o en la calle, pero no registramos lo que ocurre en nuestro hogar.

 Y nos estamos acostumbrando en forma lamentable a minimizar las propias actitudes.

 

 Así, por ejemplo nuestros hijos también reciben mensajes contradictorios, suelen ser destino de nuestras propias frustraciones “puertas adentro” donde nos podemos expresar libremente.

 

Preguntarnos qué modelos transmitimos, en qué fomentamos a este desorden social, porque sin darnos muchas veces cuenta nos enrolamos en el

 caos y perdemos el reconocimiento del derecho ajeno, porque el otro tampoco nos reconoció y así en la cadena…

 

 

   Tratemos de no justificarnos, y revisar en nuestro fuero íntimo, qué podemos mejorar cada día de sí mismos y nuestro entorno cercano.

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